Con la amortización se reducen los beneficios de hoy para ganar los beneficios de mañana. Con los años las empresas han aprendido que los beneficios futuros tienen su base en la calidad de sus activos. Y la calidad de los activos se deteriora con el tiempo. Por eso amortizan.
Las personas deberíamos hacer lo mismo para gestionar nuestro talento. El talento pierde valor con el tiempo. Una persona que no invierta en la mejora de sus talentos, de sus activos inmateriales, es como una empresa que no amortiza. En pocos años, esos activos, los de la empresa o los de la persona perderán valor y serán incapaces de producir beneficios o los ingresos actuales respectivamente.
Los activos inmateriales que forman parte del talento de las personas son sus conocimientos, competencias, actitudes y sistema de creencias. Los cuatro necesitan inversión para mantener su valor o para acrecentarlo. Los cuatro corren el peligro de deteriorarse con los años si no se invierte en ellos. Los cuatro tienen un potencial de mejora casi ilimitado si se gestionan inteligentemente.
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